De Quizá este día tampoco sea hoy (Catafixia editorial, 2010)
Mi madre siempre soñó con las tardes soleadas de noviembre
con salir a la puerta a recibirme
verme descender de un automóvil propio
que llenara la casa paterna de pasos pequeños
gritos y risas
Ahora está convencida de que hizo algo mal
y a veces se pasa los días
haciendo recuentos de errores inexistentes
que expliquen los boletos contra el tiempo
las maletas que nunca se vacían / las camas solas
y los apartamentos sucios
en ciudades que pensó que había abandonado para siempre
Nunca he podido explicarle
cómo puede tener tantos rostros el amor
cómo repetimos las mismas palabras / los lugares / las caricias
y la felicidad llega a convertirse
en eso que intuíamos otra cosa
cuando éramos felices
Hay días que me cuentan
que se encierra en su cuarto
y que la han visto llorar
Eso sí aprendí a hacerlo igual
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