lunes, 28 de mayo de 2012

Enamorada


En la ciudad llueve y la gente con sus sombrillas de colores dan a esta ciudad un toque de color a las nubes grises. No me canso de decir cuán enamorada estoy de la zona 1. En ella veo a la gran Ciudad: trajes, faldas, ropas viejas, bebés, adolescentes tomados de la mano, niños tomados de la mano, abuelos tomados de la mano. Veo el mundo en una calle y no puedo dejar de admirar. Pienso en todas las fotos que podría tomar sólo con cerrar y abrir los ojos y de alguna manera me gusta que no pueda hacerlo, no es bueno dejar en evidencia aquello que es un regalo para el hoy.

Por cierto que hoy leyendo La Señora Dalloway pensé en cómo Virginia Woolf podría describirnos, a esta Guatemala pueblo-ciudad. Me alejo lo más que puedo para verla como una extraña y veo todos esos cables que arruinan la vista, las casas imperfectas, las calles que parecen las mismas, me doy cuenta de cómo nos vamos conformando con el Burger King de la esquina, el McDonald's del domingo por la tarde y los Cafés que hay en todos lados pero siempre bajo los mismos nombres, enfranquiciados, así estamos, es difícil que hayan nuevos restaurantes o cafés porque los grandes Centros Comerciales lo tienen todo y con las mismas etiquetas.

Sin embargo, hace poco vi la película "Looking for Palladin" en el IGA, el director Andzej Krakowski veía una Antigua Guatemala tan diferente a la mía y no puedo explicar qué era lo extraño pero era una especie de folklore engrandecido y ahora pienso que mientras voy caminando, comiendo mis nachos Diana o con la bolsa de mango y pepitoria mientras espero a que no venga carro para cruzarme la calle, soy parte de ese folklore y asombro para estos "otros" que encuentran extraño este que es mi hogar. 

Aún están los atoles al final de Las Américas, las enchiladas a Q10 donde la Mela, el Mercado Central, los shucos del liceo, las ventas de rica comida al finalizar la misa, los helados de coco, los chocobananos, todavía hay nosotros y mientras sea así seguirá siendo mi Ciudad; cielos, creo que a esto le llaman patriotismo.

domingo, 27 de mayo de 2012

Lluvia




La lluvia que me acompaña, sus grandes gotas dejan en el sendero los muchos besos que te he dado, a ti vida de personajes, calles arrugadas y huecos de calles que guardan las historias de  logros y fracasos.

Me quedo con la tinta de lluvia, para seguir contando cómo las estaciones siguen apareciendo en estos huesos llenos de días, horas, lágrimas y sonrisas.

jueves, 17 de mayo de 2012

Yo no lo sé de cierto, pero supongo - Jaime Sabines


Yo no lo sé de cierto, pero supongo
que una mujer y un hombre
un día se quieren,
se van quedando solos poco a poco,
algo en su corazón les dice que están solos,
solos sobre la tierra se penetran,
se van matando el uno al otro.

Todo se hace en silencio. Como
se hace la luz dentro del ojo.
El amor une cuerpos.
En silencio se van llenando el uno al otro.
Cualquier día despiertan, sobre brazos;
piensan entonces que lo saben todo.
Se ven desnudos y lo saben todo.
(Yo no lo sé de cierto. Lo supongo.)

- Jaime Sabines

lunes, 7 de mayo de 2012

palabras prohibidas

Hay palabras que tengo prohibido en mi vocabulario. No sabía que eran prohibidas hasta que descubrí que no las uso y que cuando las escucho siento sorpresa, como si los demás no supieran su poder, o como si en mí tuviera un poder distinto. A veces quiero saber que se siente decirlo y en escondidas (en escondidas para mí pues nadie sabe que son  palabras prohibidas) lo digo en voz alta, lo más natural que puedo pero siento raro, como si fuera el germen que dará inicio a la desintegración de mi personalidad ¿?
"No tiene límites" dijo mi hermano  y yo creo que está muy equivocado.

martes, 1 de mayo de 2012

Corazón malvado


Que mi corazón sea malvado, que no busque extrañar ni ser extrañado
que no pase las noches llorando por la muerte que no viene
que luche contra las ganas de refugio y que el beso de la soledad le satisfaga

Que mi corazón sea malvado y olvide las noches en que no hay líneas que contar
que se pierda en las perversidades de la mentira y la indiferencia

Y en la noche justo antes que la consciencia de su último suspiro
 sonría porque en secreto, no quiere ser un corazón malvado.