"personas que puedan y quieran viajar a Belice para un proyecto, indispensable inglés...dura 7 dias"
Un rápido chequeo: bandeja de entrada con cero ofertas de trabajo, tiempo libre y el inglés que está decente, vámonos a Belice pues.
parece ser que la vida nos lleva en automático: primaria, básicos, diversificado, trabajar para pagar la Universidad, trabajar y ya no tener tiempo para ir a la Universidad, trabajar de asalariado: un escritorio, una computadora, la engrapadora que siempre se pierde. El café, imprescindible. Los entretenidos desahogos en el corredor, camaradería con la siempre excepción del compañero indeseable, un espacio propio, identidad.Con la palm y su lapicito que nunca he usado, los papeles de entrevistas regados en el cuarto de hotel que comparto con otras tres, calor, miedo a los desconocidos futuros entrevistados y a las preguntas sobre condones.
Rutinas que ciegan, rutinas de 8 a 5, no hay emoción en el trabajo, no importa si es lunes o miércoles, gracias al fin de semana se evitan suicidios, el molesto llamado del jefe con ese molesto tono de autoridad, fiel réplica del sistema "democrático" de nuestros tiempos.La meta es sacar las entrevistas en 7 días, se inicia desde temprana hora, casi no se almuerza y se termina muy noche, en esa oscuridad, personas de aspecto sospechoso me ven con molestia, tiemblo. (No que muy hippie, me dice la supervisora). Caigo rendida con un cansancio nuevo, pies, cuello, espalda. Un abrir y cerrar de ojos y se llegó el nuevo día
¿Qué quieres ser cuando seas grande? - ArtistaDos objetos en mi morral me salvan de mi cansancio y mal humor: una cámara de rollo y el libro de Vania Vargas "Quizá ese día tampoco sea hoy". Con ellos juego a bohemia y ese parque por el que he pasado más de 10 veces tiene un cielo hermoso, pájaros, casas, calles, personas, este sitio nuevo, no el del turismo, la ciudad de tiendas chinas, comercios de árabes y curiosos beliceños. Empieza la mañana y el sueño terrible que parece que nunca me voy a despertar los rescatan los poemas densos y tristes que se vuelven caricias, voces de lejos que dignifican el cansancio.