El arte de estar sola consiste en aceptar al silencio. Hablo del silencio que permite acercarse a las sensaciones internas, éstas que primero fueron causadas por estímulos externos pero que no se pueden leer sino hasta que la respiración es distinta, tiene más suspiros. Poco a poco se desenfocan las miradas de los transeúntes y se acentúa el descanso de ser isla. No vale usar el comodín de “recordar”, se trata de ser presente, de sentir comodidad, de las siluetas y el contexto como simple adorno, se trata de sanar los lutos y las quemaduras que hizo la historia.
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