jueves, 10 de abril de 2014

Embriagaos - Charles Baudelaire

Hay que estar ebrio siempre.
Todo reside en eso: ésta es la única cuestión.
Para no sentir el horrible peso del Tiempo
que nos rompe las espaldas y nos hace inclinar hacia la tierra,
hay que embriagarse sin descanso.
Pero, ¿de qué?
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.
Pero embriáguense.
Y si a veces, sobre las gradas de un palacio,
sobre la verde hierba de una zanja,
en la soledad huraña de su cuarto,
la ebriedad ya atenuada o desaparecida,
ustedes se despiertan
pregunten al viento, a la ola, a la estrella, al pájaro, al reloj,
a todo lo que huye,
a todo lo que gime,
a todo lo que rueda,
a todo lo que canta,
a todo lo que habla,
pregúntenle qué hora es;
y el viento, la ola, la estrella, el pájaro, el reloj,
contestarán:
“¡Es hora de embriagarse!
Para no ser los esclavos martirizados del Tiempo,
¡embriáguense, embriáguense sin cesar!
De vino, de poesía o de virtud, como mejor les parezca.

Charles Baudelaire -El spleen de Paris


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