miércoles, 5 de noviembre de 2014

Octubre

Amanecer con todos tus nombres, el frío y el sol revolotean alternativamente por los frescos jardínes de la Universidad. Camino sin prisa, dándole tiempo a la respuesta a ver si viene hoy.

Ya no sé qué persona del abanico es la que vive en mí, sé que voy hacía algún lugar conocido, pero no sé a cuál de todos.

Hay un halo mágico, que puede ser el randomness, destino, vestigio de otras vidas, quien sabe, pero hay indicios que no soy "común" aunque esto aún no sé si cae entre lo común de los incomunes. Si es un sello del nómada o una crítica del sedentario. Ya lo había pensado, que por más que trataba de pegarme al póster no me absorbía. Y sin embargo, tan igual a las que aman, a las que sueñan a las que piden deseos, que nunca son concedidos. Hay también una puerta que me niega la entrada. Yo sé que hay adentro porque me lo han contado y con mi imaginación represento en una obra a los personajes, les copio en su vestir y en sus gestos, desde afuera es mi forma de burlarme. Pero cansada del juego, al quitarme el disfraz, me inunda el más triste de los cansancios.

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