martes, 31 de mayo de 2011

Entre líneas duerme mi Guate

Pretender, de que otra manera se podría iniciar la lucha por arreglar estos deformes pensamientos que haraganes duermen en la sala de mis adentros. Desempolvar, acaso darle un nombre a esta aspiración que me acompaña siempre: En la parada de la camioneta, en el paisaje de un viaje en carretera, en la espera entre un sartén o una línea en el Banco.

En Guatemala vivimos entre líneas (in)visibles. La diferencia de clases, las brechas rico-pobre son tan inquebrantables que ya no pensamos del por qué existen. Se aceptan como se aceptan las tablas de multiplicar. Ese no pensar se va traduciendo en prácticas coloquiales que se resumen en un intercambio de frases sobre la difícil situación del país, lo corruptos que son los políticos, aquí no se puede vivir, etc. Al principio, digamos hace unos 15 años, yo pensaba que era en serio que nos preocupaba. Creía que si todos estábamos preocupados sobre el tema habría algo que se podía hacer, claro que no voy a detallar en que otras cosas creía que con el tiempo fui descubriendo inciertas.  Y a que va todo este preámbulo,  a que a lo mejor la razón de este impase, de lograr un cambio, una sociedad más equitativa es simplemente por la inacción tanto mental como física que se da porque no hay una fuerza que la empuje, el detonante, el efecto que produzca moverse de la silla. Ahora bien podríamos entrar en todos los aspectos sociológicos e históricos que darían una gama de respuestas del por qué estamos como estamos y no es de eso de lo que quiero hablar  (aunque también pero otro día) sino en si debería importarnos escoger una ideología. ¿Es la falta de ideología la que no nos permite avanzar? ¿Deberíamos escoger entre una izquierda o una derecha, sentirse liberal o demócrata, creer en los matices o ser radicales? Y  que pasa, que entre que se es uno u otro, el pobre sigue siendo pobre y las líneas que nos separan, vacíos que los poetas lloran y "otros" aprovechan para fines personales.

miércoles, 27 de abril de 2011

Rayuela y yo

Pues resulta que tengo el propósito en este año 2011 de escribir al menos una vez al mes y ya que pronto llegará mi fecha de vencimiento y desafortunadamente no ha llegado ninguna ave a la ventana de mi inspiración he decidido compartir un poco sobre la lectura tan oportuna que terminé en este mes de abril y sus consecuencias musicales :)

Rayuela: Es hasta el momento uno de mis libros favoritos. Julio Cortázar es de esos autores que al sólo empezar la lectura se sabe que van a cautivarte de principio a fin. Sus palabras traspasan las barreras del tiempo y de una manera tan natural te hace parte de sus letras, como si al descubrir el pensar de un personaje como el de Oliveira te hiciera cómplice y es imposible no identificarse con alguno de los personajes. Este libro me ha enseñado a ver más allá de la novela y entre tantas otras cosas desarrolló en mí una curiosidad por el jazz. No que antes no lo haya escuchado pero es ahora que adquiere un particular y sediento interés. Empecé con Benny Carter, Bessie Smith y de ahí he podido conocer a Benny Goodman, Louis Armstrong, etc. He de confesar que me gusta más el bebop que ya me habían presentado antes con Dizzy Gillespie, pero creo que aún me falta explorar este género musical tan sublime (sí, sublime es una de mis palabras favoritas). Yo no era de las personas que se interesaran mucho en la música y esto ha cambiado en este año, es sorprendente lo que se puede ganar cuando se es capaz de salir del cuadro y explorar más allá de lo conocido, nunca se sabe cuando se va a topar uno con gratas sorpresas como la voz sorprendente de Ella Fitzgerald. 

Pero Rayuela no es solo Jazz y me quedo corta en palabras, pero deseo por último compartirles una canción que menciona Rayuela, francesa, de un género musical que desconozco (si saben me dicen), es fácil imaginar a la Maga cantándola.
"Menos mal que cuando venga Horacio ya habré limpiado, pero primero tenía que escribirte, llorar así es tonto, las cacerolas se ponen blandas, se ven como halos en los vidrios de la ventana, y ya no se oye cantar a la chica del piso de arriba que canta todo el día Les amants du Havre. Cuando estemos juntos te lo contaré, verás. Puisque la terre est ronde, mon amour t'en fais pas, mon amour, t'en fais pas...Horacio la silba de noche cuando escribe o dibuja." Capítulo 32
 






domingo, 27 de marzo de 2011

La filosofía de los momentos



Y me despierto sabiendo que es tarde para escribir. Los debes y no has hecho, estos pensamientos que siempre están conmigo, como yo; que no puedo olvidarme de esta presencia consciente, de este yo que muda perspectivas para no abrumar, caminar, nadar o volar, cualquier verbo que implique retórica. Todas las horas bailan al estilo de Louis Armstrong o La Sonora Dinamita según el termómetro de mis sentimientos que no se cansan de existir. Salen victoriosos ya sea para la tristeza o la alegría, cualquier momento es bueno para exhibirse: galantes o avergonzados, itinerantes, gitanos, no sé si irreverentes porque nunca opuse algún respeto.
Mis pensamientos son esos constantes transversos (perversos), inquietos (siempre), cariñosos (ocasionales). Me levanto pensando que estoy en la cumbre de un libro gigante que no he leído pero me he posado en él como un ave que busca su sombra. 

Imagen http://hcante.deviantart.com/art/Libertad-192241201 (a propósito de la libertad)

lunes, 28 de febrero de 2011

Nocturnal

Hace algunos meses llegó a la oficina. Su sonrisa era tímida y con ella saludaba a todos, caminaba hacia el cubículo con un semblante de contento. El abogado recibió el cuadro mientras yo pensaba lo bizarra que era su pintura: En tono azul pitufo un hombre agarrándose los testículos con un gesto de dolor. Creí que habían colgado la pintura solo para aparentar amabilidad, que después la quitarían, pero hay imágenes que se rebelan y ahí se quedó, denunciando un sentir.
El joven, aunque no tan joven pero tampoco señor (un joven-señor) empezó a contarle con clara confianza, su expresión era la de un vínculo que sólo ellos podrían comprender:
 –Ala mano vieras al salir yo no sabía qué hacer; llegué a mi casa y raro vos, andaba de un lado a otro, como nervioso y aburrido. Mi tío me prestó su carro y me puse a manejar, horas, sólo manejaba, viendo toda la ciudad transformada, las calles me perdían sí, andaba perdido. (A lo mejor era una sensación de libertad, pensé).

Hace poco vi una pintura que  causó en mí emociones extrañas. Es extraño que algo inmóvil, inerte, transmita sensaciones de la nada, eso que le llaman arte y que aún no entiendo.

Eran sus colores perdidos en el negro, viendo el mundo transformado, llamando a la razón que no atiende.

domingo, 9 de enero de 2011

Libros leídos en el 2010



De todas las aventuras del 2010 la más emocionante fue reencontrarme con la pasión por la lectura. Cada uno de estos libros ha dejado huella en mí (exceptuando Trilogía de Nueva York de Paul Auster y La Violeta de Prater de Isherwood). Dicen que cada libro tiene su riqueza y he aprendido a respetar a los autores sin saltearme partes (que a veces me hubiera gustado). 

Cuando un libro me daba mucha tarea (como Gulliver's Travels por haberlo leído en inglés o el ensayo de La Historia Desgarrada por su bagaje histórico y referencia a autores que no he leído) tendía a pausar la lectura hasta agarrar nuevas fuerzas pero al final los logré terminar, es como un deporte, con sus propios retos literarios.


Dicen que hay que leer mucho antes de poder escribir, así que otro de los retos del 2011 es animarme a hacer alguna reseña, ya se las estaré compartiendo.

Y ahora con ustedes (sonido de tambores) los libros del 2010:

1.  La Seducción de las Palabras – Alex Agriledo
2.  La Historia Desgarrada- Enzo Traverso (ensayo)
3.  El Jardín de las Dudas – Fernando Savater
4.  Identidades Asesinas - Amin Maalouf
5.  Niebla – Miguel de Unamuno
6.  Amor y Pedagogía – Miguel de Unamuno
7.  Cómo se hace una Novela – Miguel de Unamuno
8.  La Tía Tula – Miguel de Unamuno
9.  La Agonía del Cristianismo – Miguel de Unamuno
10.  Marianela – Benito Pérez Galdós
11. Miau – Benito Perez Galdós
12. El Extranjero – Albert Camus
13. 1984- George Orwell
14. A Sangre Fría – Truman Capote
15. Gulliver’s Travels – Stefan Swift
16. Tristana- Benito Pérez Galdos
17. La rebelión de la Granja- George Orwell
18. El Día que Nietze lloró - Irving D. Yalom
19. La Violeta de Prater- Christopher Isherwood
20. La Conducta de los Animales - J.D. Carthy
21. Trafalgar- Benito Pérez Galdós

miércoles, 5 de enero de 2011

San Silvestre, La Carrera

El sol imponente; cargando su ardor, nosotros. Miles de personas desconocidas en vestuarios deportivos de todo tipo y color. Disfraces que inyectan al ambiente risas comunes, espíritu de fiesta aunado con expectativas, nervios. Amateurs y profesionales, juntos en una carrera que cita siempre un 31 de Diciembre, un día que crea  magia y por ello la hace distinta a cualquier otra.

-¿Y ganaste? Preguntan los que no conocen. Ganar para nosotros “corredores por hobby” es llegar a la meta o rebasar el tiempo de nuestra última vez, depende de la intensidad de cada uno.
 La intensidad de esta carrera incluye las miles de personas participantes, las porras durante todo el trayecto, los disfraces y por supuesto las buenas voluntades.

Es una tradición para mí y mi familia y por ello crea una identidad. A los 16 años pensaba que dependiendo de qué tan bien corriera, así de genial o no iba a ser mi vida el próximo año. Me alegra no pensar igual porque ésta última terminé casi gateando.

Hay algo en lo nuevo que causa expectativa. Es una ilusión que necesitamos. Es la esperanza de algo mejor. Es también la oportunidad de dejar el pasado que no nos gusta y creer que damos un paso hacia la evolución de nuestras personalidades. ¿Será éste el sonido que escuchamos cuando disparan para avanzar esos 10 afanosos kilómetros con gritos de “feliz año” “vamos, vamos”? No lo sé, pero sí sé que cada vez que la corro recibo un “vamos niña, ya falta poco”, viejas caras conocidas, extraños que se vuelven cómplices en esta aventura; sobretodo cuando se experimentan toda clase de sensaciones físicas no sólo el agotamiento, a veces dolores en los músculos, calambres, cosquilleos en las manos, insolación y un deseo ya sea a la mitad o al final de rendirse… ahí en ese estado de agitación, nace un empuje cuando las fuerzas se agotan, casi como un super poder que nos hace sentir héroes, conquistadores de nuestras propias barreras.
 
Es un lugar común el pensamiento que nos hace coincidir sin contradecir que una carrera se compara fácilmente con la vida. Queremos metas, queremos sentir que avanzamos y en la carrera hay una claridad de hacia dónde se quiere llegar y cómo lograrlo. Es un buen ejercicio no sólo físico sino mental, que deja esas pequeñas satisfacciones que para algunos, como yo, son importantes.

martes, 5 de octubre de 2010

Leí, leo, leeré

Si mi memoria no me falla, el interés de la lectura comenzó cuando tenía 15 años. Empecé con libros como "Aquella Noche y El Último Viaje" del Padre Fernando García, luego Cuentos de Eva Luna de Isabel Allende, entre otros cuantos más. Sin mayor tutoría que el azar, no he sido una lectora muy asidua y las ocupaciones fueron dejando atrás esta pasión escondida... hasta ahora:


1. La Trilogía de Nueva York – Paul Auster
2. El Vuelo del Faisán Herido – Francisco Pérez de Antón
3. La Vaca – Augusto Monterroso
4. Literatura y Vida – Augusto Monterroso
5. Sobre Héroes y Tumbas – Ernesto Sábato
6. La Peste – Kafka
7. Ficciones – Jorge Luis Borges
8. El Sí de las Niñas – Leandro Fernández de Moratín
9. Lolita – Vladimir Nabokov
10. Un Mundo Feliz – Aldous Huxley
11. El Retrato de Dorian Grey – Oscar Wilde
12. El Fausto – Goether
13. Don Quijote de la Mancha – Miguel de Cervantes
14. Rayuela – Julio Cortázar
15. Narraciones Extraordinarias – Edgar Allan Poe
16. Hamlet – William Shakespeare
17. El Enfermo Imaginario – Molliére
18. El Médico a Palos – Molliére
19. El Espectador – José Ortega y Gasset
20. La Revolución de las masas – José Ortega y Gasset
21. Vigilar y Castigar – Michel Foucault
22. Por quién doblan las campanas – Ernest Hemingway
23. La Conducta de los Animales - J.D. Carthy
24. Los Intereses Creados – Jacinto Benavente
25. Trafalgar – Benito Pérez Galdós
26. Cuentos Rusos
27. Dubrovski – Alexander Pushkin
28. Los Relatos de Belkin – Alexander Pushkin
29. Antología – Gustavo Adolfo Bécquer
30. Alicia en el país de las maravillas – Lewis Carroll
31. Pensamientos – Marco Aurelio
32. Doña Perfecta – Benito Pérez Galdós
33. El Callejón de los Milagros – Naguilo Mahfuz
34. Werther de Johann wolfgang Von – Goethe
35. Las Historias de Berlín – Cristopher Isherwood
36. Sinuhé El Egipcio – Mika Waltari
37. El filo de la Navaja – W. Sommerset Maughn
38. El Manantial – Ayn Rand
39. La Sala Número 6 – Anton Chejov
40. El tiempo principia en Xibalbá – Luis de Lión
41. Los Compañeros – Marco Antonio Flores
42. La vida es sueño – Pedro Calderón de la Barca
43. El Alienista – Machado de Assis
44. Las Aventuras de Sherlock Holmes – A.C. Doyle
45. Las Aventuras del Barón Munchausen – Raspe
46. Las Buenas conciencias – Carlos Fuentes
47. La región más transparente – Carlos Fuentes
48. Mrs. Dalloway – Virginia Woolf
49. Cuatro años en París – Victoria Kent
50. Persona y Democracia – María Zambrano