viernes, 23 de septiembre de 2011

Indígena es una mala palabra

En el trayecto a Pasos y Pedales iba con mi sobrina de 7 años hablando de política (ella empezó el tema) y no recuerdo exactamente el diálogo previo, pero estaba haciendo referencia a la candidata Rigoberta Menchú y mencioné la palabra “indígena”:

- ¡Sh! tía, ésa es mala palabra
- ¿ah? ¿por qué? Contesté, deteniendo (muy poco) mi sorpresa y aflicción
- En el recreo un niño le dijo a otro “no seas indio” y la maestra lo regañó   
  porque le dijo que era mala palabra.

Dejo la anécdota ahí para desmenuzar la variedad de lecturas que se pueden hacer en torno al tema. De más está decir que en Guatemala se utiliza constantemente sin exclusión de ningún estrato social la palabra “indio”; de forma peyorativa en algunos casos y en otros “supuestamente” sin acto consciente. He escuchado a amigos decir: “Es que yo no lo digo por discriminar” pero ¿es un error pensar que una palabra se pueda utilizar de forma ingenua sin que al decirla se perpetúe la  clara imagen colonialista dentro de los signos lingüísticos que nos representan? Es claro,  lo vivimos a diario.  Se cubre bajo la manta de la costumbre y de una ingenuidad que enoja pero que al mismo tiempo evidencia la falta de atención que tenemos no sólo ante el problema de discriminación y racismo sino al problema de no pensar del por qué usamos las frases que usamos, por qué de ciertas bromas que no son creaciones propias sino que han sido impuestas por un sistema. No es exagerar, es una necesidad profunda, urge darnos cuenta que en detalles tan “pequeños” como lo es lenguaje, se podría lograr un cambio, construir un puente, pasos que permitan aceptarnos, valorarnos todos los que vivimos en Guatemala, sin exclusión. De que sirve hablar de igualdad y dignidad si en la práctica no se ve un esfuerzo en enderezar lo que está torcido.

Por otro lado, me llamó la atención como mi sobrina no entendió la comparación errónea indio=necio. Su respuesta ante la enseñanza de la maestra fue sólo de obediencia sin comprensión. Y esto refleja una debilidad en la forma en que somos educados. Sentimos que el desarrollo en nuestro país no es tan lejano  porque tenemos globalización: multinacionales, grandes edificios, centros comerciales, pasos a desnivel, etc. pero son, nuevamente una manta que cubre la realidad de nuestro mediocre sistema educativo.

¿Por qué no empezar evidenciando estas malas prácticas?.En la casa, en la calle, en las fiestas; discutamos, abramos espacios, platiquemos. Vivamos en la cotidianidad nuestra cuota de cambio.

A propósito de racismo y prejuicios raciales: http://muralles.net/blog/2011/09/unesco-sobre-racismo-y-prejuicios-raciales/

domingo, 18 de septiembre de 2011

La fotografía y los "green beans"

Empecé a interesarme en la fotografía hace unos meses. Como me pasa con todo lo nuevo, primero me emociono,  luego me frustro y termina la historia en intentar algo diferente. Me gusta aprender pero se me dificulta la perseverancia.  Estoy en la etapa en que ya me frustré y sigo interesada, así que tengo un buen presentimiento. En fin, quisiera compartir un par de cosas que he aprendido en esta travesía.

Lo primero que te dicen y me parece muy buen incentivo es que no importa qué tan cara o barata sea la cámara para tomar una buena foto. Claro que el que te lo dice normalmente tiene una súper cámara y luego te enseñan los diferentes tipos de lentes con sus efes y emes y las fotos tan increíbles que se logran a un gran costo, literalmente. Pero creo que ciertamente, se trata de ser creativos con lo que se tiene. En mi caso tengo una Canon EOS Rebel K2, de rollo. Al principio me sentía en desventaja porque era la única del curso que tenía cámara de rollo, pero conforme ha pasado el tiempo he descubierto que no es tan caro y que presenta beneficios. Ha sido muy reveladora la relación entre la señorita que revela mis rollos y yo (usé la palabra reveladora a propósito jeje)  Primero porque después de verme tan seguido me han bajado el precio del revelado a la mitad y ya tengo tarifa de “fotógrafo” qué tal :) y hoy después de mi revelado me dice:  ¿Por qué no prueba los rollos propack? Los fotógrafos que vienen aquí compran de esos. Estos rollos cuestan la mitad de lo que yo compro, já, qué interesante dije yo… y qué buena noticia encontrarse con personas que no buscan “vender” sino realmente ayudar (aunque me lo pudo haber dicho antes, pero está bien, no me quejo).

Otra de las ventajas que para los usos que a mí me conciernen presenta la fotografía no digital es que me ayuda a pensar y no tomar fotos a lo loco, que con mi personalidad no dudo que eso hubiese pasado. No puedo tomar 10 fotos y quedarme con la que salga mejor, tomo lo más 3 y me arriesgo; me ayuda a prestar mayor atención.

Pienso que lo más importante,  lo que más agradezco de esta experiencia es la oportunidad de vivir con mayor "perspectiva" pero en el sentido de las diferentes formas de ver el mundo, ahora distinto, o mejor dicho verlo realmente; contemplar sus colores, sus líneas, las curvas de una carretera, los cambios de luz… ahh tanta metáfora que abunda sobre la luz, ese símbolo de vida, es hermoso.  Al final tomar buenas o malas fotos no es tan importante como lo es el permitirse vivir el privilegio de ser testigo de lo que pasa a nuestro alrededor, de los miles de signos y símbolos que nos rodean.

Quiero terminar con una historia, que siempre cuento (es que me impactó, en serio) resulta que cuando estaba en mi bella época colegial, había una exposición de pinturas en el IGA. Cada vez que salía del colegio, había una en particular que siempre estaba a mi vista, yo sólo veía unas líneas en espiral (los pintores y su abstracción al fin y al cabo -pensé). Pero en una de esas salidas me detuve y vi el título: “Green beans"; cuando mis ojos se encontraron nuevamente con la pintura vi perfectamente clara, la planta de ejotes,  sus detalles, sus frutos escondidos, fue increíble, adquirió un significado, un sentido.

Roland Barthes decía que una foto te permite hacer, experimentar, mirar y en cada una hay emociones o intenciones. Me gustan esos verbos, me gusta la fotografía.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Señas chapinas

A pocos días de las Elecciones en Guatemala, una amiga hizo una observación que yo había descuidado, sobretodo porque evito ver (aunque en realidad es inevitable la contaminación visual) la propaganda de los partidos políticos. En fin, resulta que los seres humanos estamos llenos de signos y señas, es la forma en que logramos dar a conocer nuestro abstracto. Interesante que muchos partidos políticos escogen las manos para transmitir estas ideas y con interesante lo que realmente quiero decir... mi querida y adolorida Guatemala, tus manos están en las calles, pero yo sé que no son las tuyas y que a escondidas estás haciendo otra seña, una mucho más chapina.

lunes, 29 de agosto de 2011

la soledad

El arte de estar sola consiste en aceptar al silencio. Hablo del silencio que permite acercarse a las sensaciones internas, éstas que primero fueron causadas por estímulos externos pero que no se pueden leer sino hasta que la respiración es distinta, tiene más suspiros. Poco a poco se desenfocan las miradas de los transeúntes y se acentúa el descanso de ser isla. No vale usar el comodín de “recordar”, se trata de ser presente, de sentir comodidad, de las siluetas y el contexto como simple adorno, se trata de sanar los lutos y las quemaduras que hizo la historia.

jueves, 18 de agosto de 2011

Poema de Marta Mena

Marta Mena (1938) es poeta y nació en la Ciudad de Guatemala. Ha escrito los siguientes libros: "Poemas" (1956); "Estancias del camino" (1958); "Canto con viento y frío" (1960); "¿Dónde estoy?" (1966), La Ciudad muerta.

Yo no la conocía sino hasta hoy que fui a la Biblioteca César Brañas
y debo decir que me gustó mucho leerla; no porque sea dulce (nada más lejos de ello), sino por su franqueza, la forma en que expresa el dolor humano. 

Hay mucha poesía guatemalteca que nos es desconocida y que nos sorprendería su caracter atemporal, al menos en mí sí lo ha hecho. Leí "¿Dónde estoy?" y aunque la parte sobre los cuentos infantiles es la más fuerte, me quedo con los "lieds" compartiéndoles el número 4:


4
Y tengo guardada en un rincón
La sencillez de mis primeros pasos.

En el polvo perdidas: las ilusiones,
Los primeros sueños; u olvidada:
La sonrisa.

Una peluca vieja que me adorna
Corona la cabeza. – ¿Dije cabeza? –

¡Es raro – hace algún tiempo
Que no le encuentro uso –
Quiero saber mi nombre:
(es un mensaje lanzado al infinito)
Para poder llamarme de alguna forma.

Estoy mandando un S.O.S. a los cometas:
Quisiera un nombre para no perderme:
¡Son tantas las estrellas!

La Vía láctea está quieta:
No hay tráfico esta noche.
(¡Algo estará fallando en la Florida!)

!En fin!

Mejor será dormir… ¡Hasta otro día!

(un esquimal de Jupiter sonríe
Y se burla de mí tras la cortina)

Cuando despierte, todo será mejor:

¡Hasta otro día!




lunes, 15 de agosto de 2011

Baño de Ciudad - de María Olga Paíz

A propósito de la celebración del 15 de Agosto, la feria de la Ciudad de Guatemala, me encontré con la publicación de María Olga Paíz y debo decir que se me puso chinita la piel, se las comparto:

Baño de ciudad

María Olga Paiz mopaiz@elperiodico.com.gt

La ciudad está de cumpleaños y toca celebrarla.

Vivo en la periferia, pero disfruto bajar al valle, a la ciudad de techos grises, amurallada de nubes y custodiada por dormidos volcanes plomizos.

Inhalar su olor a fritura, a diésel de camioneta, a humedad de armario.

Para quererla bien hay que dejarse engullir por el tráfico que la recorre como sangre espesa y sus muros vociferantes de publicidad. Dejarse tentar por su promesa de saciedad, permitir que nos seduzca la abundancia ambulante de melocotones y anacates de temporada, de tarjetas de teléfono y paraguas, de ramos de rosas y de pelotas de colores.
Dejarse cegar al mediodía por la luz fracturada en los edificios acristalados y ensordecer en medio del barullo de pajarera de las seis de la tarde.

Solo un aguacero de invierno logra barrer el polvo de siglos acumulado en sus banquetas quebradas por raíces y lavar el acre orín de los postes de alumbrado y las esquinas de esta ciudad. Los tragantes jamás podrán dejar de hacer gárgaras, congestionados por el flujo inmundo y descomunal que, impedido de desagüe, torna en lecho de río las calles.

Para entenderla es requisito sentir de cuando en cuando los temblores salaces y continuos a los que hemos crecido acostumbrados. Y casi a diario también el temblor íntimo a ser despojado en cualquier semáforo del celular, como antes de los Rayban, o de la bolsa.

Por naturaleza o por crianza, una no gusta solo de lo bonito, lo perfecto y sin mácula. Será la maternidad que me ha enseñado a conciliar el amor y la exasperación.

Mi marido, socarrón, se conduele: ay, pobre tú que no tenés pueblo. Y bueno, hace muchos agostos que no me doy una vuelta por la feria de Jocotenango para probar el tiro al blanco o comer una bolsa entera de panitos de feria. Pero sí, tengo pueblo. Solo que el mío, mi amor, es mucho más grande. Y aquí es donde te saco la lengua.

lunes, 8 de agosto de 2011

Desaprender significa...

Ok, a lo mejor no fue tan fácil de explicar, pero no quería preguntar lo obvio (¿Qué es la vida?, ¿Qué te hace feliz? y así)  Así que de regreso a mi casa, iba pensando en la camioneta y de súbito aparece como un eco fuerte y decidido. Listo, papel y lapiz y la gente escribió lo que ellos piensa que significa desaprender:

- Recoger todos los pedazos del corazón y reconstruirlo
- Ya no gritar en el carro cuando manejo  (alguien más tachó y cambió la frase a "seguir gritando")
- Escuchar nueva música
- Conocer nuevos mundos
- Saber quién sos y conocer tu esencia
- No perdiendo tu esencia
- Tomarme un 6x y no sentirme culpable
- Aceptar a mi hermana tal y como es

El experimento se realizó y eso es lo importante. Normalmente todo se queda en mi cabeza y el involucrar a otros lo hace de alguna manera más real, o al menos ésa es la sensación.

Según la real academia española desaprender significa: "olvidar lo que se ha aprendido"

Y por qué quisieramos olvidarlo. Pienso que todo el conocimiento acumulado es de alguna manera un aprendizaje inconsciente. Cuando lo cuestionamos y palpitan nuevos significados, incluso contrarios; se tiene esa penosa pero gratificante experiencia del desaprender. Es un acto de valentía y humildad. Metafóricamente no hablo de quitarse la ropa, sino la misma carne y quedarse en huesos, componiéndose el esqueleto y tomando decisiones conscientes, no hay equivocación porque cada pedazo de carne ahora tendrá un sentido propio.

Me gusta desaprender, me ha ayudado a perder prejuicios, orgullos, el ilusorio concepto de verdad. Aún me falta porque se va volviendo un sinónimo de vivir y es en estos tiempos, algo a lo que me gusta prestarle atención.