martes, 7 de agosto de 2012

¿lector?




Andar con un libro en la calle es toda una experiencia. Hay libros de libros. A algunos nos sucede que en cuanto se termina la lectura se avecina un viento ligero que pertenece a ese momento contemplativo, exquisito en el que dan ganas de abrazar al extraño; que te ve con mirada inquieta, como pensando ¿y a este que mosco le picó? Un libro que te da un brinco a esa realidad intangible que puede ser vista de tantas formas como palabras y géneros literarios existan.  En esta fiesta de significados curiosamente no se lee con lentes oscuros, no se lee con los brazos cruzados y por favor no se tiene un café en la mano y el otro sosteniendo el libro porque oh sorpresa, ¿Cómo vas a pasar las páginas si tenés las manos ocupadas?

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