domingo, 5 de enero de 2014

En el principio era la oscuridad

Hoy, gracias a los tiempos modernos mi mente se ha abierto a nuevas oportunidades para conocimiento y deleite de mis sentidos. 

La música
Normalmente, debo confesar, mis días parecieran no necesitar música. Quizá porque durante mucho tiempo consumí sólo lo que tenía acceso: la música de la radio, los grupos favoritos de los que se hablaba en el colegio y ...ya. Mi papá por alguna razón que desconozco nunca ha sido muy fan de la música, creo que su tipo de trabajo no daba espacio. Mi mamá cuando hacía oficio escuchaba la Fabuestereo 88.1,  pero no había costumbre de sentarse en la sala, poner un disco y disfrutar los ritmos, la voz, el arte. Quizá por ello, llegado el momento no pude apreciarlo cuando en casa ajena tuve oportunidad (aunque eso es otra historia) El cambio me agarró por sorpresa hace pocos años, debo decir que ha sido uno de los giros que más agradezco dentro de todas las extraños cambios que mi vida ha llevado. La música hoy es un caballo salvaje, un pasadizo secreto, una traviesa que me guiña el ojo, sobretodo un proyecto en construcción. 

Ahh pero momento, hay que hacer un paréntesis. A mis 15 años gracias a la varicela la trova llegó a mi adolescencia. Bueno, porque un amigo me regaló unos cassettes de Silvio Rodríguez y eran lo único que me ayudaba a abstraerme y huir de la picazón. También escuchaba a Los Guaraguao. Había una fuerza detrás de sus letras totalmente nueva, yo empezaba a aprender guitarra y escuchar los diferentes arpegios y la forma de dominar el instrumento, uff otro nivel. Pero mi enfoque en ese momento era la iglesia y terminé aprendiendo la vuelta de Sol y de Do y participé en el coro para la misa y los retiros. Fueron buenos tiempos aunque hubiera agradecido que me introdujeran a la música Gospel, a lo mejor hubiese llegado más rápido El Blues y el Jazz. (Ahora que quiero cantarle a mi bebé las únicas canciones que me sé son de la iglesia. Es divertido porque trato y trato de recordar otras y apenas logro algunos fragmentos)

Como les decía, fue una sorpresa el cambio y el encontrarme con música tan pero tan hermosa, un verdadero deleite. También hermoso encontrarme con personas que tomaran tan en serio
la música. Gracias Petoulqui, Iván, Hugo y por qué no decirlo, también al twitter como plataforma para encontrar otros que también comparten sus gustos musicales. Creo que ahora es mucho más fácil por la tecnología, la tendencia a lo alternativo que abre las puertas a esta nueva manera de disfrutar el mundo. Sin embargo aún no sé cómo distinguir entre  "la buena música" ¿cómo se adquiere un gusto musical? ¿Cómo los sentidos obtienen más de un ritmo que de otro? ¿Qué hace que unos se vuelvan locos con Ricardo Arjona y otros con Enrique Bunbury? Algo chistoso es que en las películas románticas el secreto es tener el mismo gusto musical, como si eso garantizara que son almas gemelas, un misterio.

En fin, dejo aquí la reflexión, seguiré afinando los pensamientos y ojalá los oídos. Los dejo con Yann Tiersen, un hermoso regalo.

2 comentarios:

  1. Ve... la varicela tiene la culpa de tu tendencia izquierdista jajaja.

    Bonito artículo y difícil imaginarlo... no se puede (no, no se puede) vivir sin música. En las películas románticas requieren el pretexto... la vida real no está hecha de pretextos.

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. jajaja sí va, aquel gran y grueso acontecimiento como fue la varicela...:P

    ¿A qué te referís con pretexto? Cada vez me convenzo más que la vida real es ilusoria

    ResponderEliminar