martes, 2 de septiembre de 2014
Formas de empezar la mañana
¿Eres de los que despiertas temprano y tomas el día con la frescura del aire nuevo, caminas despacio con suficiente tiempo para tomar con las dos manos el café y evocar una sonrisa lista, dispuesta para asumir el día, evitando que sea el día quien te tome por sorpresa? - Yo no, por eso escribo este post.
Sin embargo, en estas últimas semanas he estado despertando con el sabor del idioma inglés y cada mañana un sorbo de conversación llega a mis sentidos y transforman mi día con una nueva idea o una máxima de vida, o esa sensación que mis experiencias han valido la pena. Así las pláticas con Sophi. Las plasmo en este espacio para recordarme de este regalo que llegó en un momento justo, como si realmente hubiese una conexión entre mis luchas sentimentales y los abrazos de la vida. Es difícil de explicar una vivencia así. Cuando emocionada lo cuento, las personas les llega a su cerebro como un rebote de alguna mala traducción y no comprenden. Pero Sophi, a pesar que le llevo más de 10 años de edad, que vive en un país con una cultura distinta y demás; me entiende, y eso es lo genial del asunto. Y también me ha dado por pensar que somos más personas las que nos entenderíamos (conozco unos cuantos), sino anduviéramos regados por el mundo (y quien sabe también en otras galaxias), sin conocernos. Entender esta locura de cuestionarnos todo de la vida sin ser psicólogos o filósofos, que desde el ser ingeniero, politólogo, diseñador, vemos la vida con ojos de pregunta y boca de posibles respuestas. Claro que no es ella la única persona con la que he podido entenderme, pero valoro esto del día a día, estos momentos de ráfagas conversaciones, significativas, cotidianas, de la mañana.
Hoy por ejemplo, me quedé con la sensación que mis experiencias han valido la pena para ser más fuerte. Es decir que tal vez me ha llevado más tiempo llegar a estar más tranquila con mi ser (si es que eso es posible), dejando de ver lo que otras tienen para apreciar lo que yo he construido. Domar mis demonios pues, ha llevado su tiempo, pero estoy en un momento de la vida en que creo que ya le voy agarrando el modo a mi yo (que también ya era hora no). Y llegar a decir esto, es también asegurarme para mis próximos años, una vida más cómoda conmigo misma. La pregunta si quisiera que mi hija viviera un vida de "no pensar tanto la vida y sólo vivirla" me deja un poco en jaque. Porque si bien, comprendo que hoy soy fuerte, no quisiera que ella pasara por todo lo que he pasado. Entonces, ¿cómo podría ella ser fuerte? Y, ¿quisiera que ella fuera esa ingeniera, científica, bombero que se cuestiona todo o que sólo se dedique a una pasión? Uf, me la ponen difícil.
La conversación termina con una frase de Murakami y un artículo sobre la influencia de las madres en el desarrollo de los hijos.
Al final de cuentas, pienso que lo importante es tener claridad en lo que se puede y no se puede escoger. Y partir de ahí.
La palabra del día es: sounding board
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