jueves, 24 de octubre de 2019

Apertura del estoicismo a mi vida


Que soy intensa, ya deberían saberlo. 

Durante muchos años de mi vida estas emociones han sido la fuente de mi juventud y constituyen parte de mi identidad; la espontaneidad,la locura erótica, la libertad de reír y vivir el presente. Peeeero también me han relacionado con el dolor. Y en lo que a mí respecta, uno de los peores dolores que le toca vivir a esta esclava de la ilusión, es la del corazón roto. Ante la ilusión de un nuevo amor, la decepción, el rechazo, y lo vivo como adolescente con todos los sufrimientos y padecimientos de adolecer ante esa tortura de no poder encontrar esa persona con quien compartir la vida, juntos; siendo testigos el uno del otro y queriéndose bonito. Pero bueno... mi psicóloga le llama La erotización del dolor, que por cierto hay un libro que habla de eso y que no he logrado encontrar.

El año pasado, más o menos conté en un post, viví un rompimiento tan caótico que me dejó maaaal. Con ataques de celos de fuego horribles, ansiedad, taquicardia. No entendía cómo había llegado a ese estado. No sé si todavía lo entiendo. ¿Vivía así mis break-ups? Recuerdo llorar y sufrir, pero no recuerdo estos nuevos estados de desequilibrio. Me asusté. ¿Tendré algún problema de psicosis? Mi psicóloga insiste que no, que todxs tenemos algún grado de padecimiento, como la del transtorno obsesivo compulsivo, pero que no llegan a un nivel como para ser diagnosticado como tal... bueno si ella lo dice.  Supongo que nadie es normal o todos lo somos desde la anormalidad de esta sociedad enajenada en la era digital compulsiva y adictiva a la dopamina de los likes, pero esa es otra historia

Todo esto para contarles que recientemente me encontré con el estoicisimo. Estaba muy aburrida por el tráfico de hora y media que me toca diario y empecé a buscar podcasts para entretenerme. Ala, encontré unos muy buenos y entre ellos, una amiga me pasó este: 

Y a partir de ahí, vengo yo de intensa y me pongo a googlear y a entender más de qué va esta filosofía. Bajé una app que tiene ejercicios de meditación, respiración y frases para reflexionar. 

Siento que soy la antítesis de esta filosofía que tiene como virtud la templanza, que eso para alguien como yo, parece imposible. Peeero, tiene otras virtudes como la del coraje y la justicia con las que me siento identificada. Además, si no no logro empatizar con las nuevas ideas, ¿no son esas justamente las que hacen cuestionar y buscar nuevos caminos de pensamiento? Analizar, decidir qué aplicar, cómo vivir de mejor manera para mí y para los demás. Enfocarse en lo que se puede controlar y soltar lo que no está en nuestro poder. 

De algo estoy segura, quiero relacionarme con la vida desde nuevos ángulos, explorar, ser más agradecida, reconocer mis privilegios e intentar aportar más desde emociones que liberen. 








jueves, 26 de septiembre de 2019

D

La piedra que me enseñó el camino
es la que no teme batallas,
aunque cae al abismo, existe, vive.

En la profundidad, un deseo:
sentir tu abrazo sin miedo.
Vivir en la Afrodita los planes,
tocarte con palabras y música.

Pero si mis palabras no son de amor,
corre.

Y si no tengo la voz que te haga quedarte,
vete.

Espérame, que yo también huyo.


jueves, 20 de junio de 2019

¿Qué te gustaría que ocurriera este año en tu vida?

¿Qué te gustaría que ocurriera este año en tu vida?

- Terminar la tesis
- Encontrar un árbol mágico  
- Tomar más de la fuente de la juventud
- Crear
- Aprender del rock
- Despedir a un monstruo antiguo
- Leer la mano
- Conocer un capricornio
- Hacer una revolución

domingo, 19 de mayo de 2019

Busco

Por: Cristina Hernández


Busco.
Los barrios y la guitarra lo tienen.


En la repisa,
Busco.
En la narración de un rostro,
La noche de los domingos a las 6 de la tarde lo tienen.
Todos lo tienen


En los frascos de vidrio,
En la voz de Felipe adolescente.

En mi planeta perdido,
En su sonrisa cómplice,
En la de un extraño.

En el sol vivido,
En la penumbra.

Alcanzo a observar a un gato antes de saltar a otra casa, lo tiene.
La guitarra, los pasos, el aire, el carrito pequeño donde caben.



viernes, 3 de mayo de 2019

Soledad. Rainer Maria Rilke

“Por eso, querido señor, ame su soledad, soporte el dolor que le ocasiona; y que el son de su queja sea bello. Pues los que están cerca de usted están lejos, dice; y esto demuestra que se forma un ámbito en torno de usted. Y si su cercanía es lejana, entonces su ámbito ya linda con las estrellas y es casi infinito; regocíjese de su adelanto, en el cual, claro es, no puede llevar consigo a nadie, y sea bueno con los que se rezagan, y esté seguro usted y tranquilo ante ellos, y no los atormente con sus dudas y no los intimide con su confianza o su gozo que no podrían comprender. Procure cierto modo de comunión sencilla y leal con ellos, comunión que no debe cambiar necesariamente aun cuando usted mismo experimente sucesivas transformaciones; ame en ellos la vida bajo una forma extraña y sea indulgente con los hombres que envejecen, pues temen la soledad en que usted confía. (…)
Pero su soledad, aun en medio de muy inusitadas condiciones, le será sostén y hogar; y desde ella encontrará usted todos sus caminos”.

Rainer Maria Rilke

martes, 16 de abril de 2019

Canto a mí mismo - Walt Whitman

“El pasado y el presente se marchitan.
Y los he llenado y los he vaciado a los dos
y prosigo llenando lo que me espera en el futuro.
Y ahora vosotros, los que me habéis escuchado,
levantaos. ¿Qué tenéis que decirme?
Miradme a la cara, mientras respiro por última vez bajo las sombras de la tarde.
(Hablad sinceramente, nadie os escucha y sólo dispongo de un minuto.)
¿Qué tenéis que decirme?
¿Qué me contradigo?
Sí, me contradigo. Y ¿qué?
(Yo soy inmenso…
y contengo multitudes.)
Me dirijo a los que están cerca
y espero en el umbral de la puerta.
¿Quién ha terminado su trabajo?
¿Quién ha concluido de cenar?
¿Quién me acompaña?
¿Quién viene conmigo?
O ¿vais a hablar cuando ya me hay ido y sea demasiado tarde?”

Walt Whitman

jueves, 4 de abril de 2019

El Reencuentro

Por: mycrisher

En esa noche en la que escarbar el pantalón era señal que había olvidado su bolígrafo y que seguramente iba a perder nuevamente las palabras de su historia, Julián había decidido salir.

Llevaba una mochila negra que contenía: la última versión del Tiempo Principia en Xibalbá, un borrador, monedas y piedras con nombres de lugares. Entró al bar de siempre. Pidió una lager, abrió su cuaderno.

Ahí el mapa manchado de vino, marcados con un triángulo los lugares que nunca debía visitar. En color verde los que habían recorrido juntos. ¿Dónde la encontraría? Habían leído Rayuela y decidido dejar al azar su próximo encuentro. De eso ya habían pasado 20 años.