jueves, 30 de junio de 2011

Historias olvidadas



La locura en términos de privación del juicio o uso de la razón viene a ser la razón por la cual las personas que sí cuentan con el juicio deciden como colectivo social excluirlas por el peligro que les representan, así pues se logra identificar gracias a la ciencia quienes están o no facultados mentalmente. Pues hace poco visité el Hospital Nacional de Salud Mental Federico Mora, el cual es el único Hospital Psiquiátrico Nacional con una capacidad para albergar aproximadamente 330 pacientes (muy poco me parece para 14 millones de habitantes). Al entrar lo primero que observé fueron muchos guardias, lo cual llamó mi atención (pero más adelante comentaré), las instalaciones antiguas, algunas paredes de color verde, azul, gris, un tono lúgubre. Vi poco personal pero percibí que no habían muchos jóvenes, más bien personas que ya llevan  años de trabajar en el lugar. De hecho le pregunté a la secretaria de consulta externa y me dijo que llevaba ya 26 años.  La Directora tenía en su rostro un aspecto severo como quien tiene el poder y quiere que la gente lo sepa. Escuchamos muchas historias, tantas y tan variadas. La situación es difícil porque no hay suficiente presupuesto pero sobretodo porque ahí conviven los detenidos por algún crimen que son reportados como enfermos mentales y en esto es que quiero hacer hincapié. Son 82 detenidos y declarados enfermos mentales, por cada detenido hay dos guardias encargados de "vigilarlos" lo cual explica la cantidad de guardias que encontré en la entrada, haciendo nada.

Me parece completamente "sin sentido" tener a tantos guardias confinados en un espacio y sin mayor labor, no sería más lógico tener un espacio sólo para los detenidos, que no convivan con los otros enfermos y delegar menos guardias pero que estuvieran encargados de todos los enfermos. Escuché comentarios de  guardias que violan a las pacientes, o que no se encuentran cuando tiene que transferir a un detenido.Nadie hace demandas, nadie parece prestarle importancia a este grupo. Visitar el pabellón y observar las precarias condiciones, los pacientes están ahí parados, sin ningún entretenimiento. Es cierto que viven en otro mundo pero no proveerles de algún tipo de estímulo me parece que no es la mejor manera de que las personas vivan, porque son personas y por que viven. Son tantos los grupos excluidos y dentro de éstos aún más los que no interesan a la sociedad, los que no tienen voz ni quién vele por ellos, pero que siguen teniendo un derecho humano, un derecho a su dignidad.