miércoles, 10 de abril de 2013

La historia de un nuevo amor. (El origen)



Es curioso, aún no te llaman humano, ni mini humano, mirá que eso que te digan cigoto (pero no te preocupés ya hace ratos que no sos cigoto ahora te llaman feto (¡)  Pues ni modo, toca pasar por todos esos nombres raros (aunque no tanto como los que le ponen a las plantas, imaginá que te llamen Acalypha hispida o Nephrolepsis exaltata, por cierto suena: “y es que tú  apareciste así, sin saber te has metido en mí” O_O ).

Pues fue hace poco que caí en la cuenta de lo majestuoso que es este nuevo amor (claro porque) ha empezado (y no me había dado cuenta), la etapa  del enamoramiento.

Y  estás ahí, es decir aquí, en mundos completamente desconocidos pero en cada paso estás, estamos: Vos tragando líquido amniótico y yo granita de café;  Vos con tu vernix caseosa y yo con mis pantalones elásticos. Aquí afuera tus experiencias atléticas, tus nuevas transformaciones propias del crecer, apenas me lo cuenta el internet. 

Te imagino en una gran acuario en el que en lugar de peces hay una constelación de estrellas fluorescentes que te llevan cada día una nueva aventura.