lunes, 29 de agosto de 2011

la soledad

El arte de estar sola consiste en aceptar al silencio. Hablo del silencio que permite acercarse a las sensaciones internas, éstas que primero fueron causadas por estímulos externos pero que no se pueden leer sino hasta que la respiración es distinta, tiene más suspiros. Poco a poco se desenfocan las miradas de los transeúntes y se acentúa el descanso de ser isla. No vale usar el comodín de “recordar”, se trata de ser presente, de sentir comodidad, de las siluetas y el contexto como simple adorno, se trata de sanar los lutos y las quemaduras que hizo la historia.

jueves, 18 de agosto de 2011

Poema de Marta Mena

Marta Mena (1938) es poeta y nació en la Ciudad de Guatemala. Ha escrito los siguientes libros: "Poemas" (1956); "Estancias del camino" (1958); "Canto con viento y frío" (1960); "¿Dónde estoy?" (1966), La Ciudad muerta.

Yo no la conocía sino hasta hoy que fui a la Biblioteca César Brañas
y debo decir que me gustó mucho leerla; no porque sea dulce (nada más lejos de ello), sino por su franqueza, la forma en que expresa el dolor humano. 

Hay mucha poesía guatemalteca que nos es desconocida y que nos sorprendería su caracter atemporal, al menos en mí sí lo ha hecho. Leí "¿Dónde estoy?" y aunque la parte sobre los cuentos infantiles es la más fuerte, me quedo con los "lieds" compartiéndoles el número 4:


4
Y tengo guardada en un rincón
La sencillez de mis primeros pasos.

En el polvo perdidas: las ilusiones,
Los primeros sueños; u olvidada:
La sonrisa.

Una peluca vieja que me adorna
Corona la cabeza. – ¿Dije cabeza? –

¡Es raro – hace algún tiempo
Que no le encuentro uso –
Quiero saber mi nombre:
(es un mensaje lanzado al infinito)
Para poder llamarme de alguna forma.

Estoy mandando un S.O.S. a los cometas:
Quisiera un nombre para no perderme:
¡Son tantas las estrellas!

La Vía láctea está quieta:
No hay tráfico esta noche.
(¡Algo estará fallando en la Florida!)

!En fin!

Mejor será dormir… ¡Hasta otro día!

(un esquimal de Jupiter sonríe
Y se burla de mí tras la cortina)

Cuando despierte, todo será mejor:

¡Hasta otro día!




lunes, 15 de agosto de 2011

Baño de Ciudad - de María Olga Paíz

A propósito de la celebración del 15 de Agosto, la feria de la Ciudad de Guatemala, me encontré con la publicación de María Olga Paíz y debo decir que se me puso chinita la piel, se las comparto:

Baño de ciudad

María Olga Paiz mopaiz@elperiodico.com.gt

La ciudad está de cumpleaños y toca celebrarla.

Vivo en la periferia, pero disfruto bajar al valle, a la ciudad de techos grises, amurallada de nubes y custodiada por dormidos volcanes plomizos.

Inhalar su olor a fritura, a diésel de camioneta, a humedad de armario.

Para quererla bien hay que dejarse engullir por el tráfico que la recorre como sangre espesa y sus muros vociferantes de publicidad. Dejarse tentar por su promesa de saciedad, permitir que nos seduzca la abundancia ambulante de melocotones y anacates de temporada, de tarjetas de teléfono y paraguas, de ramos de rosas y de pelotas de colores.
Dejarse cegar al mediodía por la luz fracturada en los edificios acristalados y ensordecer en medio del barullo de pajarera de las seis de la tarde.

Solo un aguacero de invierno logra barrer el polvo de siglos acumulado en sus banquetas quebradas por raíces y lavar el acre orín de los postes de alumbrado y las esquinas de esta ciudad. Los tragantes jamás podrán dejar de hacer gárgaras, congestionados por el flujo inmundo y descomunal que, impedido de desagüe, torna en lecho de río las calles.

Para entenderla es requisito sentir de cuando en cuando los temblores salaces y continuos a los que hemos crecido acostumbrados. Y casi a diario también el temblor íntimo a ser despojado en cualquier semáforo del celular, como antes de los Rayban, o de la bolsa.

Por naturaleza o por crianza, una no gusta solo de lo bonito, lo perfecto y sin mácula. Será la maternidad que me ha enseñado a conciliar el amor y la exasperación.

Mi marido, socarrón, se conduele: ay, pobre tú que no tenés pueblo. Y bueno, hace muchos agostos que no me doy una vuelta por la feria de Jocotenango para probar el tiro al blanco o comer una bolsa entera de panitos de feria. Pero sí, tengo pueblo. Solo que el mío, mi amor, es mucho más grande. Y aquí es donde te saco la lengua.

lunes, 8 de agosto de 2011

Desaprender significa...

Ok, a lo mejor no fue tan fácil de explicar, pero no quería preguntar lo obvio (¿Qué es la vida?, ¿Qué te hace feliz? y así)  Así que de regreso a mi casa, iba pensando en la camioneta y de súbito aparece como un eco fuerte y decidido. Listo, papel y lapiz y la gente escribió lo que ellos piensa que significa desaprender:

- Recoger todos los pedazos del corazón y reconstruirlo
- Ya no gritar en el carro cuando manejo  (alguien más tachó y cambió la frase a "seguir gritando")
- Escuchar nueva música
- Conocer nuevos mundos
- Saber quién sos y conocer tu esencia
- No perdiendo tu esencia
- Tomarme un 6x y no sentirme culpable
- Aceptar a mi hermana tal y como es

El experimento se realizó y eso es lo importante. Normalmente todo se queda en mi cabeza y el involucrar a otros lo hace de alguna manera más real, o al menos ésa es la sensación.

Según la real academia española desaprender significa: "olvidar lo que se ha aprendido"

Y por qué quisieramos olvidarlo. Pienso que todo el conocimiento acumulado es de alguna manera un aprendizaje inconsciente. Cuando lo cuestionamos y palpitan nuevos significados, incluso contrarios; se tiene esa penosa pero gratificante experiencia del desaprender. Es un acto de valentía y humildad. Metafóricamente no hablo de quitarse la ropa, sino la misma carne y quedarse en huesos, componiéndose el esqueleto y tomando decisiones conscientes, no hay equivocación porque cada pedazo de carne ahora tendrá un sentido propio.

Me gusta desaprender, me ha ayudado a perder prejuicios, orgullos, el ilusorio concepto de verdad. Aún me falta porque se va volviendo un sinónimo de vivir y es en estos tiempos, algo a lo que me gusta prestarle atención.