lunes, 30 de septiembre de 2013

Trabajo Temporal: Belice

Octubre, 2011

 "personas que puedan y quieran viajar a Belice para un proyecto, indispensable inglés...dura 7 dias"

Un rápido chequeo: bandeja de entrada con cero ofertas de trabajo, tiempo libre y el inglés que está decente, vámonos a Belice pues.



parece ser que la vida nos lleva en automático: primaria, básicos, diversificado, trabajar para pagar la Universidad, trabajar y ya no tener tiempo para ir a la Universidad, trabajar de asalariado: un escritorio, una computadora, la engrapadora que siempre se pierde. El café, imprescindible. Los entretenidos desahogos en el corredor, camaradería con la siempre excepción del compañero indeseable, un espacio propio, identidad.
Con la palm y su lapicito que nunca he usado, los papeles de entrevistas regados en el cuarto de hotel que comparto con otras tres, calor, miedo a los desconocidos futuros entrevistados y a las preguntas sobre condones.

Rutinas que ciegan, rutinas de 8 a 5, no hay emoción en el trabajo, no importa si es lunes o miércoles, gracias al fin de semana se evitan suicidios, el molesto llamado del jefe con ese molesto tono de autoridad, fiel réplica del sistema "democrático" de nuestros tiempos.
La meta es sacar las entrevistas en 7 días, se inicia desde temprana hora, casi no se almuerza y se termina  muy noche, en esa oscuridad, personas de aspecto sospechoso me ven con molestia, tiemblo. (No que muy hippie, me dice la supervisora). Caigo rendida con un cansancio nuevo, pies, cuello, espalda. Un abrir y cerrar de ojos y se llegó el nuevo día

¿Qué quieres ser cuando seas grande? - Artista
Dos objetos en mi morral me salvan de mi cansancio y mal humor: una cámara de rollo y el libro de Vania Vargas "Quizá ese día tampoco sea hoy". Con ellos juego a bohemia y ese parque por el que he pasado más de 10 veces tiene un cielo hermoso, pájaros, casas, calles, personas, este sitio nuevo, no el del turismo, la ciudad de tiendas chinas, comercios de árabes y curiosos beliceños. Empieza  la mañana y el sueño terrible que parece que nunca me voy a despertar los rescatan los poemas densos y tristes que se vuelven caricias, voces de lejos que dignifican el cansancio.





Las puertas del cielo

"No sé cómo decirlo, me parece que yo seguía su mirada y a la vez le mostraba el camino; sin vernos sabíamos (...) la coincidencia de ese mirar, caíamos sobre las mismas parejas, los mismos pelos y pantalones."

Julio Cortázar
Bestiario

lunes, 16 de septiembre de 2013

El gusto por el arte

Empezó cuando la cotidianidad de la vida dejó de ser entretenida. De pronto eran los mismos programas de televisión, las mismas películas con finales felices, las conversaciones y sus temas repetidos y el mismo ritual de domingo. Ante tal parsimonia lo único que podía salvarme era encontrarme con el arte.

No relataré cómo lo encontré, sino qué significa para mí. Y es que para mí es esa puerta a lo nuevo cuando se cree que ya se ha visto todo, pero un nuevo que resplandece a los sentidos dormidos y que le da un electrochoque al cerebro.

Arte puede ser una fotografía, un libro o una buena conversación. Un poema justo antes de empezar a trabajar o una película que atrapa porque supo expresar los sentimientos escondidos que nunca habían salido a la luz porque no sabían cómo.

No todo lo extraordinario es arte, pero sí lo es, descubrir un detalle, ahí en ese día común, un violín, unos señores jugando al ajedrez en un centro comercial con un piano de fondo, las palabras sabias de un abuelo, la mirada penetrante que un recién nacido da al mundo.